Los secretos del pavor nocturnus: cómo enfrentar los miedos nocturnos
El pavor nocturnus, también conocido como terror nocturno, es un trastorno del sueño común que ocurre especialmente en niños. Este fenómeno se presenta durante las fases de sueño profundo y a menudo se asocia con un intenso miedo, pánico y diversas formas de ansiedad. La característica del pavor nocturnus es que la persona afectada se despierta de repente, a menudo con gritos fuertes, pero no recuerda los eventos al despertar. Para los padres y los niños, este fenómeno puede ser aterrador y puede generar serias preocupaciones.
El pavor nocturnus puede ocurrir no solo en niños, sino también en adultos, aunque los niños tienen muchas más probabilidades de experimentar este estado. La calidad del sueño, el estrés, la ansiedad y el trasfondo familiar pueden influir en la aparición del pavor nocturnus. Comprender las causas del fenómeno puede ayudar a los padres y a los profesionales a apoyar adecuadamente a las personas afectadas y reducir el nivel de miedo y ansiedad.
Las causas del pavor nocturnus
Detrás del pavor nocturnus pueden existir varios factores, algunos de los cuales son genéticos, mientras que otros son de naturaleza ambiental o psicológica. Comprender los ciclos del sueño juega un papel clave en la revelación de las causas del pavor nocturnus. Durante las fases profundas del sueño, cuando el cerebro está activo pero el cuerpo está completamente relajado, el pavor nocturnus puede provocar un despertar repentino.
La predisposición genética también puede desempeñar un papel significativo, ya que el pavor nocturnus a menudo se presenta en familias. Si los padres o los familiares cercanos han experimentado este estado, es más probable que los niños también lo sufran. Además, el estrés y la ansiedad pueden contribuir a la aparición del pavor nocturnus. Los cambios en la vida de los niños, como problemas familiares, dificultades escolares o conflictos con amigos, pueden aumentar la ansiedad, lo que a su vez puede incrementar la probabilidad de aparición del pavor nocturnus.
La privación del sueño, es decir, la falta de una cantidad y calidad adecuadas de sueño, también puede desencadenar episodios de pavor nocturnus. La falta de sueño puede perturbar los ciclos normales de sueño y llevar a interrupciones durante el sueño profundo. Establecer hábitos regulares de sueño puede ayudar a prevenir el pavor nocturnus, ya que un descanso adecuado favorece la calidad del sueño.
Algunas investigaciones también han demostrado que el pavor nocturnus es más común en aquellos niños que padecen trastornos del sueño, como la apnea del sueño. Durante la apnea del sueño, la respiración se detiene brevemente durante el sueño, lo que también puede perturbar las fases profundas del sueño y contribuir a la aparición del pavor nocturnus.
Los síntomas del pavor nocturnus
El síntoma más notable del pavor nocturnus es el despertar repentino, a menudo acompañado de un intenso miedo. El niño afectado puede sentarse de repente, gritar o llorar, mientras sus ojos están abiertos, pero en muchos casos no reacciona a su entorno. Este fenómeno generalmente dura entre 1 y 10 minutos, y el niño no recuerda lo que sucedió al despertar.
Durante el pavor nocturnus, el ritmo cardíaco del niño puede acelerarse, puede comenzar a sudar y pueden aparecer otras reacciones físicas, como temblores o dificultades respiratorias. Dado que el niño no sabe qué está sucediendo, esto puede aumentar aún más su miedo y ansiedad. Para los padres, esta situación puede ser especialmente aterradora, ya que a menudo no saben cómo ayudar a su hijo.
Es importante señalar que el pavor nocturnus no es lo mismo que las pesadillas. Mientras que las pesadillas generalmente ocurren durante el sueño REM, cuando el niño es consciente de lo que sucede, el pavor nocturnus ocurre durante la fase de sueño profundo, y la persona afectada no recuerda los eventos. Las pesadillas generalmente permanecen en la memoria después de despertar, mientras que esto no ocurre en el caso del pavor nocturnus.
Los episodios de pavor nocturnus pueden ocurrir con frecuencia, especialmente entre los niños, y en la mayoría de los casos, los niños superan este estado. Es importante que los padres entiendan que esto generalmente no significa que el niño esté lidiando con problemas psicológicos graves, sino que es más bien un trastorno del sueño transitorio.
El tratamiento del pavor nocturnus
El tratamiento del pavor nocturnus generalmente no requiere intervención médica especializada, ya que la mayoría de los niños superan este estado. Sin embargo, es importante que los padres y cuidadores sepan cómo reaccionar si ocurre un episodio de pavor nocturnus. El primer y más importante paso es que los padres no intenten despertar al niño, ya que esto solo puede aumentar la sensación de confusión y miedo.
Para garantizar la seguridad del niño, los padres deben asegurarse de que el entorno sea seguro y que el niño no se lastime durante el despertar. Los padres pueden calmar al niño después del episodio de pavor nocturnus, cuando finalmente despierte, y ayudarle a volver a su ciclo de sueño normal.
Reducir el estrés y crear un ambiente de sueño tranquilo también son pasos importantes en la prevención del pavor nocturnus. Establecer hábitos regulares de sueño, como acostarse temprano y realizar actividades relajantes, como leer cuentos o escuchar música suave, puede ayudar al niño a dormir de manera más tranquila.
Si los episodios de pavor nocturnus son frecuentes o severos, puede ser útil consultar a un profesional que pueda ayudar en el tratamiento de los trastornos del sueño. El apoyo psicológico, el tratamiento de la ansiedad y la mejora de los hábitos de sueño pueden contribuir a reducir los síntomas del pavor nocturnus.
Este artículo no constituye un consejo médico. En caso de problemas de salud, siempre consulte la opinión de su médico.